jueves, 9 de marzo de 2017

EL REALISMO

EL REALISMO 
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El Realismo fue un movimiento artístico y literario cuyo propósito fundamental consistió en la representación objetiva de la realidad, basándose en la observación de los aspectos cotidianos que brindaba la vida de la época. 
Esa exigencia de contemporaneidad, ajena a evocaciones o fantasías de corte romántico, posibilitaron a los artistas realistas un amplio campo de representación, tanto en la temática como en su intencionalidad. Precedido por el Romanticismo y seguido por el Simbolismo y por el Impresionismo, el Realismo no se reveló en Europa con igual intensidad ni tampoco de modo simultáneo. Su apogeo puede situarse entre 1840 y 1880, sin perjuicio de que en algunos países su práctica se prolongara durante el primer cuarto del siglo XX. 
La aparición y desarrollo del Realismo fue fruto de la agitada situación política que protagonizó Francia a raíz del derrocamiento de la monarquía burguesa de Luis Felipe y de la proclamación de la II República en 1848 y, veinte años más tarde, en 1871, tras el advenimiento de la Comuna, de la proclamación de la III República. Es a lo largo de esos años cuando surgen los movimientos obreros y proletarios que, avalados por las teorías de Marx y Engels, se inspiran en nuevos sentimientos sociales y en nuevas ideas políticas, cuya influencia también se dejaría sentir en el mundo artístico. 
El Realismo comenzaría, efectivamente, como un movimiento del proletariado artístico. La representación del pueblo sin idealismos, es decir, tal como era objetivamente, encerraba un cierto mensaje sociopolítico. Así lo ratificó Courbet, uno de los padres del Realismo, cuando en 1851 expresara sin ambages que "yo no soy sólo socialista, sino también demócrata y republicano partidario de la Revolución; en una palabra y sobre todo, un realista, es decir, un amigo sincero de la auténtica verdad". 
Esa veracidad del Realismo fue entonces duramente criticada, acusándole de recrearse en lo feo y en lo vulgar, en lo morboso e, incluso, en lo obsceno. Se quiso ver, ante todo y sobre todo, que la representación de, por ejemplo, campesinos, o sea, de trabajadores vulgares, comportaba una protesta y, en definitiva, un ataque a la sociedad existente. 
En ese compromiso con lo social, el Realismo dio paso a temas que hasta entonces se habían ignorado, elevando a la categoría de protagonistas de sus obras a tipos humanos que nunca tuvieron el honor de ser representados. Campesinos, picapedreros, ferroviarios, lavanderas, mineros, etc., fueron fuente de inspiración para los creadores realistas. Unos protagonistas que figuraban tanto en los lienzos como en los relatos literarios y cuyo concurso se revelaba no como un simple complemento pintoresco, sino como figuras centrales. 
Bien es cierto que el compromiso social del Realismo no implicaba ninguna proclamación abierta y reivindicadora de mejoras sociales o de cambios políticos. Sin embargo, la decisión de reflejar ese tipo de realidades suponía un contundente testimonio e, incluso, un cierto compromiso. 
La contemporaneidad fue uno de los elementos esenciales del Realismo. Sus defensores sostenían que el único tema válido para el artista del momento era el mundo coetáneo. El propio Courbet manifestaría que "cada época debe tener sus artistas que la expresen y reproduzcan para el futuro". 
No extraña, pues, que el desarrollo del Realismo estuviera vinculado a la serie de avances tecnológicos surgidos en el marco de la entonces incipiente revolución industrial. Recuérdese que, en 1830, se inauguraría el primer tren de viajeros, recorriendo el trayecto Liverpool-Manchester a la velocidad de 22 km/h; que, diez años más tarde, París se convertiría en el nudo de una importante red ferroviaria; que, al mismo tiempo, la invención de la hélice y de los navíos de construcción metálica intensificarían la creación de líneas transatlánticas, y que, entre 1835 y 1855, tendría lugar la aparición y auge progresivo del telégrafo, el teléfono y el sello de correos, así como del periodismo ilustrado. 
Paralelamente a estos evidentes signos de progreso científico y tecnológico se produjo una toma de conciencia. A las grandes esperanzas que suscitaron esos avances se opuso la amenaza que su desarrollo creciente se cernía sobre la clase trabajadora. Por otra parte, durante esos mismos años se elaboraba la filosofía positivista, cuyo mentor, Augusto Compte, afrontaba la realidad directamente con las armas de la razón para someterla a sus leyes. También la pintura realista tendría en común con el positivismo su interés por la observación meticulosa. Y, por ende, el realismo estaría particularmente vinculado a la expansión y popularización de la fotografía, cuyo descubrimiento se ha revelado como el más importante dentro de la historia del arte de los últimos cinco siglos. 
·         La sociedad española en la segunda mitad del siglo XIX.

     Este período tiene como acontecimiento político más trascendente la revolución progresista de 1868, llamada “La Gloriosa”. Esta revolución introdujo los más avanzados valores de justicia social y democracia en un ambiente de libertad (así, se establece el sufragio universal para los hombres, la libertad religiosa, la libertad de prensa, entre otros logros). El liberalismo progresista burgués y las organizaciones obreras, ambos amordazados y reprimidos durante el reinado de Isabel II (1843-1868), eran el apoyo más firme para la revolución. Pero en 1874 el general Pavía disuelve las Cortes y se pone fin al experimento republicano, liquidando todas las esperanzas de avance significativo en la articulación de una sociedad más justa y solidaria. Un año después, Alfonso XII regresa a España y comienza la “Restauración”, que se extiende hasta 1902. Se trata de un largo período en el que los conservadores y liberales alternan en el poder pacíficamente.
     Una nueva clase social, el proletariado urbano, se organiza para reivindicar sus derechos. Los enfrentamientos este los movimientos obreros y la burguesía serán constantes en esta época, y esta pugna se verá reflejado en la literatura.
     Durante este período España pasa de ser un país preindustrial a otro semi-industrializado (con el consiguiente desarrollo de la industria pesada, los transportes, medios de comunicación, la agricultura , la medicina, etc.). Gracias a las mejoras económicas,  la población aumenta considerablemente. Un número mayor de personas tienen acceso a la cultura, aunque los ideales de la Revolución del 68 de educación generalizada fueron abandonados muy pronto (en 1877, alrededor del 70% de la población española era analfabeta).
     El desarrollo científico y técnico provocó una reacción contra el pensamiento idealista que imperaba en la primera mitad del siglo y da lugar a la aparición de nuevas concepciones filosóficas (como el positivismo) que se caracterizan por considerar la observación concreta y la experimentación como la única realidad digna de tener en cuenta.  Por su parte, la ciencia recibe un fuerte impulso. Gran importancia adquiere Charles Darwin a raíz de la publicación de su libro: Origen de las especies (donde defiende su teoría de la evolución: las especies actuales son producto de la adaptación al medio y de la lucha por la vida de los individuos mejor dotados).
     Estas ideas influyen poderosamente en la literatura del momento, sobre todo en el Naturalismo:
·       Se dará una prioridad a la descripción de personajes marginados en ambientes sórdidos y miserables. Junto con los personajes burgueses, otros más inquietantes (subproletariado, locos, pobres, mendigos, etc.) se erigen en protagonistas de la mejor literatura realista, narrando sus miserias cotidianas para sobrevivir en una sociedad hostil.
·       Nuevos procedimientos artísticos se imponen como modo de creación. La observación minuciosa de la realidad por parte del autor desemboca en un relato objetivo, totalizador pero minucioso, de los personajes más variados, donde se muestra (y, a veces, se demuestra) cómo influye el medio social y la herencia congénita en el destino de los individuos.

  

CARACTERÍSTICAS DEL REALISMO LITERARIO

Cada movimiento literario destaca por unas características muy claras que tienen que ver con la realidad de la época, con los sentimientos que se van generando en estos escritores que son tanto personajes como observadores de la realidad que se vive y que siempre engancha con el pasado movimiento literario con el que vendrá después. Las características principales son:
  • Reflejo de los valores e inquietudes de la clase burguesa como son el individualismo o el materialismo.
  • Visión objetiva de la realidad, “la novela es la imagen de la vida” diría Benito Pérez Galdós.
  • Defensa de una tesis. Las obras enfocan una realidad desde una determinada concepción moral.
  • Lenguaje coloquial y popular para situar a los personajes en su ambiente real.
  • Temas cercanos al lector de la época: infidelidades, defensa de los ideales burgueses, problemas matrimoniales, éxodo del campo a la ciudad, ambientes regionales y costumbristas, valores modernos frente a los valores tradicionales, ansia por el ascenso en la escala social, malestar de la mujer por su papel en la sociedad…
  • Abundantes descripciones.


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